En la Primavera de 1983, Margaret Patrick llegó al Centro Geriátrico de Vida
Independiente del Sudeste para empezar una Terapia Física.
Cuando Millie McKugh, un antiguo miembro del equipo, presentó a Margareth a
la gente del Centro, advirtió la mirada de dolor en sus ojos cuando miraba el
piano.
-. Algún Problema? Preguntó Millie.
-. No, repuso Margareth en voz baja, sólo que ver un piano me trae recuerdos.
Antes de mi hemiplejia, la música era todo para mí.
Millie miró la inutilizada mano derecha de Margareth , mientras la mujer
negra le contaba algunos de los momentos culminantes de su carrera musical.
-. De pronto Millie dijo- Espere aquí. En seguida vuelvo.
Volvió a los pocos minutos, seguido de cerca por una mujer bajita de cabellos
blancos y gruesos anteojos. La mujer se ayudaba a caminar con un andador.
-. Margareth Patric-dijo Millie- te presento a Ruth Eisemberg, ella también
tocaba el piano, pero, al igual que usted, no ha podido tocar desde su
hemiplejia. La Señora Eisenberg tiene bien su mano derecha y usted tiene bien la
izquierda, y yo tengo la sensación de que las dos juntas pueden hacer algo
maravilloso.
Las dos se sentaron al piano. Dos manos sanas, una con largos dedos negros
llenos de gracia, la otra con cortos y regordetes dedos blancos, se movieron
rítmicamente a los largo de las teclas de marfil y ébano.
Desde ese día, se sentaron juntas al teclado cientos de veces, la mano
derecha inútil de Margaret alrededor de la espalda de Ruth; la mano izquierda
paralizada de Ruth en la rodilla de Margaret, mientras su mano buena toca la
melodía y la mano buena de Margaret ejecuta el acompañamiento.
Compartiendo la banqueta del piano, Ruth oyó a Margaret decir: “ Mi Música me
había sido arrebatada, pero Dios me dio a Ruth”, Y evidentemente, parte de la fe
de Margaret se le ha contagiado a Ruth cuando se sientan juntas durante los
últimos cinco año, porque Ruth ahora dice: “Lo que nos reunió fue un milagro de
Dios”
El milagro de Dios se realiza cuando entendemos que nos necesitamos unos a
otros. Cuando dos nos unimos, algo poderoso se libera. No siga solo. Acercarte a
alguien y haz que fluya el poder de la unidad.
Entonces Abram dijo a Lot: No haya ahora altercado entre nosotros dos, entre
mis pastores y los tuyos, porque somos hermanos. Génesis 13:8.
Ven, pues, ahora, y hagamos pacto tú y yo, y sea por testimonio entre
nosotros dos. Génesis 31:44
"hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo" ( Efecios 4:13)
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