
Más allá de este aparentar, considero que hay uno
mucho peor, que es el aparentar que nada en tu vida ha pasado y que siempre
estás bien. Muchas veces nos enfrascamos en que somos “líderes”, pero la
cualidad principal para el liderazgo no es la perfección, sino la credibilidad.
Si tú permites que quienes están cerca de ti puedan conocerte tal como eres, es
más probable que puedan sentirse representados por ti y eso los haga descubrir
que eres de carne y hueso (algunos
más carne, otros más hueso) y que pueden,
confiadamente, acercarse a ti ante
una dificultad.
Una vez que has permitido que el resto te vea
como “un mortal más”, viene una tarea aún más difícil: mostrar tus debilidades.
Estas debilidades te permiten acercarte a la gente y que la gente quiera
acercarse a ti. Por ejemplo, si alguien tiene una
dificultad con su carácter, es muy probable que se acerque a quien haya tenido
una experiencia similar y la haya resuelto exitosamente. Las debilidades Dios
las usa a tu favor para que logres conectar, empatizar con las personas. En
medio de las debilidades se produce la más profunda de las comuniones.
Es muy probable que además de mostrar tus
debilidades, también tengas que exhibir tus heridas y esta parte sí que no nos
gusta. Mostrar lo vulnerable que somos, lo frágiles que somos realmente, es
algo que a NADIE le gusta presumir; sin embargo, es muy probable también, que
esas heridas le sirvan a otras personas para ir sanando las de ellos o para
sentirse más cercanos a ti.
En la medida que yo
transparento mis debilidades, mis
heridas y cicatrices permito que los que están a mi alrededor conecten conmigo y
yo con ellos. Ya no me veo impenetrable o inalcanzable. Ya no me veo “perfect@”. Me veo a mí mismo y a
los demás como lo que realmente somos: seres comunes y corrientes.
La próxima vez que quieras esconder tus cicatrices recuerda lo que hemos
compartido, muchas veces el permitir que quienes te rodean puedan saber la
profundidad de tus heridas hace posible que ellos también puedan mostrarlas y
comiencen a sanarlas.
Lo más maravilloso de nuestras cicatrices es que permiten que otros también comiencen a cicatrizar las suyas. Cuando pensamos en el valor que éstas han tenido, todo vale la pena. Mostrar tus cicatrices es parte de vivir generosamente para otros…tal como lo hizo Jesús durante toda su vida.
¡¡ Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.!!
(Hebreos 4:15-16)
Autora: Poly ToroEscrito para www.mensajesdeanimo.com
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